La comercialización de gasolina y diésel ilegal sigue ganando terreno en las principales carreteras del país, especialmente en regiones estratégicas. En un tramo de apenas 4 kilómetros en la carretera México-Querétaro, se han identificado más de 40 puntos de venta clandestina, donde los precios son significativamente más bajos: el litro de gasolina se vende en 14 pesos, mientras que el diésel alcanza los 16 pesos, cifras muy por debajo de los promedios nacionales de 24 y 26 pesos respectivamente.
Un problema creciente
Hace dos años, un conteo en el tramo que conecta Tepeji, Hidalgo, con San Juan del Río, Querétaro, reportaba 64 puntos de venta ilegal de combustible. Ahora, un nuevo recorrido ha revelado cerca de 200 puntos, incluso bajo patrullajes constantes de la Guardia Nacional.
Los puntos de mayor actividad se encuentran en la zona conocida como Celayita y El Gavillero de la Trinidad, ubicados entre los límites de Querétaro, Hidalgo y el Estado de México, donde locales improvisados simulan ser vulcanizadoras o pequeñas tiendas para encubrir la venta.
El huachicoleo no se detiene
El robo de combustible sigue siendo disputado por células del crimen organizado en los poliductos de Pemex que conectan las refinerías de Tula y Salamanca, cruzando Guanajuato y Querétaro. De acuerdo con registros oficiales, los piquetes a los ductos han incrementado en ambas entidades.
En Nuevo León, la situación no es diferente. Las carreteras y libramientos se han convertido en puntos clave para la venta ilegal, destacando lugares como el Libramiento Noroeste y la Carretera a Colombia. Durante 2024, 10 municipios del estado reportaron un aumento del 64% en las tomas clandestinas, con zonas como Cadereyta, Santa Catarina y García acumulando los mayores índices de robo a gran escala.
“Donde veas una luz blanca parpadeando, ahí es”
Transportistas y habitantes identifican fácilmente estos puntos de venta. Algunos incluso colocan lámparas con estrobos para atraer compradores, convirtiendo vulcanizadoras, restaurantes y pequeños negocios en centros de distribución clandestina.
Violencia asociada al robo de combustible
El incremento en las tomas clandestinas ha venido acompañado de un repunte en la violencia. En Nuevo León, el corredor de ductos que conecta la refinería de Cadereyta con Reynosa y Matamoros ha sido escenario de enfrentamientos armados entre grupos que buscan controlar el territorio, convirtiéndose en una de las zonas más peligrosas del país.
A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades, la venta ilegal de combustible sigue floreciendo, planteando graves riesgos económicos, ambientales y de seguridad para México.