El 11 de enero de 1967, la Ciudad de México y Naucalpan amanecieron cubiertas de blanco tras una inusual y fuerte nevada que dejó un paisaje gélido y memorable. Este fenómeno sorprendió a los capitalinos, quienes presenciaron cómo las calles y edificios quedaron pintados de nieve, algo poco común en la región.
Sin embargo, no todo fue alegría. Según reportó en su momento el periódico La Prensa, al menos 15 personas en situación de calle perdieron la vida debido a las bajas temperaturas, mientras que otros fallecieron intoxicados por monóxido de carbono generado por anafres encendidos para combatir el frío.
Esta histórica nevada sigue siendo recordada como uno de los eventos climáticos más impactantes en la historia de la capital, dejando huella tanto por su belleza como por sus consecuencias trágicas.