Una conmovedora escena fue captada durante la madrugada, donde una abuelita, con admirable esfuerzo, espera su transporte para iniciar su jornada vendiendo panes y atole. La mujer lleva su mercancía cuidadosamente acomodada en canastos, envueltos para conservar el calor y ofrecer productos frescos.
A pesar de los riesgos que implica la oscuridad y las bajas temperaturas, esta trabajadora incansable demuestra que la edad no es un impedimento para salir adelante y buscar el sustento diario.
Un peatón que fue testigo del momento decidió apoyarla, cubriendo el costo de un viaje de InDriver para que pudiera llegar a su destino con mayor seguridad y rapidez.
Aunque no se precisó el lugar exacto de la escena, esta situación pone en evidencia la realidad de muchas personas mayores que madrugan cada día para ganarse la vida, inspirándonos con su fortaleza y dedicación.