Cuatro décadas de pasión, encuentros memorables y el inquebrantable apoyo de la afición queretana
Ayer se cumplieron 40 años de la inauguración oficial del Estadio La Corregidora, un recinto que ha sido testigo de innumerables momentos históricos en el fútbol mexicano y que, desde su apertura en 1985, ha sido la casa de los Gallos Blancos de Querétaro.
Ubicado en la capital queretana, el estadio debe su nombre a Josefa Ortiz de Domínguez, heroína de la Independencia de México. Con una capacidad para más de 34,000 espectadores, ha sido escenario de grandes partidos, no solo a nivel nacional, sino también internacional, al albergar encuentros durante el Mundial de 1986.
Desde su inauguración, el estadio ha sido un símbolo del fútbol en Querétaro, brindando momentos inolvidables a la afición. Ha sido testigo de triunfos, ascensos y noches de gloria para los Gallos Blancos, así como de partidos vibrantes de la Liga MX, Copa MX y torneos internacionales.
Uno de los momentos más memorables en la historia reciente del estadio ocurrió en 2015, cuando los Gallos Blancos disputaron su primera final de liga contra Santos Laguna. A pesar de no lograr el título, el equipo dejó en alto el nombre de Querétaro y consolidó su presencia en el máximo circuito del fútbol mexicano.
Además del fútbol, el recinto ha sido utilizado para eventos deportivos, conciertos y actos culturales, consolidándose como un ícono del estado. A lo largo de los años, ha recibido remodelaciones para mejorar la experiencia de los aficionados y garantizar su seguridad.
La afición queretana, considerada una de las más fieles del país, ha convertido a La Corregidora en una auténtica fortaleza, apoyando al equipo en las buenas y en las malas. Su inquebrantable pasión ha sido un pilar fundamental en la historia del estadio.
Con 40 años de historia, el Estadio La Corregidora sigue siendo un emblema del deporte en Querétaro, y su legado continúa escribiéndose con cada partido, cada gol y cada grito de aliento de los miles de aficionados que lo visitan.