Hoy es 30 de abril, Día del Niño y la Niña en México. Pero, ¿realmente hay algo que celebrar? Lamentablemente, la realidad para millones de niños y niñas en nuestro país es muy distinta a lo que quisiéramos reconocer.
De acuerdo con la OCDE, México ocupa los primeros lugares en maltrato infantil entre sus países miembros. Según cifras de UNICEF, el 62% de los niños mexicanos de entre 1 y 14 años han experimentado alguna forma de violencia como “método disciplinario”. Eso significa que, en lugar de amor, comprensión y guía, están recibiendo golpes, gritos y miedo por parte de quienes deberían protegerlos.
Y eso, aunque terrible, no es lo peor.
Los casos extremos de violencia infantil siguen ocurriendo, más cerca de lo que imaginamos. Niños quemados con cigarro, con caries sin tratar, con hambre, drogados, con moretones, encerrados, violados, abandonados… existen, viven en nuestras calles, en barrios marginales, debajo de puentes, detrás de rejas oxidadas o incluso justo al lado de nuestras casas. Muchos de ellos están atrapados en hogares rotos, invisibles para el resto del mundo.
No se trata de exagerar. Se trata de abrir los ojos.
Este Día del Niño debería ser una fecha de reflexión nacional. No basta con felicitar a los pequeños o regalarles juguetes. Es momento de preguntarnos:
– ¿Qué estamos haciendo como sociedad para protegerlos?
– ¿Qué hacemos cuando sabemos que hay un niño maltratado cerca?
– ¿Realmente vemos lo que sucede a nuestro alrededor?
Hoy no es solo una celebración. Es un llamado urgente a la empatía, la acción y la responsabilidad.