En el municipio de Sotuta, Yucatán, una familia se ha convertido en noticia nacional e internacional tras rechazar una oferta de un millón de dólares —aproximadamente 19 millones de pesos— por su propiedad, ubicada justo sobre un cenote. El hallazgo ocurrió por accidente, mientras realizaban trabajos para construir una fosa séptica en su patio.
Durante la excavación, la familia descubrió la existencia del cenote justo debajo de su vivienda. Desde entonces, diversas personas y empresas —incluyendo extranjeros— han intentado comprar la propiedad, interesados en la belleza y el potencial turístico del lugar. Sin embargo, los dueños se han mantenido firmes: no están interesados en vender.
A pesar de los riesgos que puede implicar habitar una vivienda sobre un cenote, los habitantes aseguran sentirse profundamente conectados con su hogar y con la riqueza natural que resguardan. Para ellos, más allá del valor monetario, la propiedad representa un tesoro ecológico que prefieren conservar antes que convertir en una atracción comercial.
«Hay quienes nos dicen que podríamos tener una casa más grande, más moderna… pero nada nos dará la paz y belleza de vivir aquí, cerca de la naturaleza», expresó uno de los miembros de la familia.
Expertos les han recomendado tomar precauciones estructurales por seguridad, aunque reconocen la singularidad del hallazgo y el valor ecológico que representa preservar este tipo de formaciones geológicas.
Esta historia es un testimonio del amor por la tierra, el patrimonio natural y las raíces que muchas familias mexicanas aún valoran por encima del dinero.