En el año 1887, en lo alto de una colina del Municipio de Corregidora, Querétaro, se construyó una casa que los lugareños pronto conocerían como “El Fortín”, debido a su ubicación estratégica y su apariencia imponente. Sin embargo, décadas más tarde, este lugar ocultaba un secreto que cambiaría para siempre su historia.
Fue hasta 1940 cuando estudios arqueológicos revelaron un descubrimiento asombroso: la colina no era natural, sino una pirámide prehispánica. La construcción de la vivienda se había realizado, sin saberlo, sobre una antigua estructura ceremonial perteneciente a una de las culturas mesoamericanas que habitaron la región.
Este hallazgo situó al lugar en el mapa arqueológico nacional y dio pie a investigaciones más profundas sobre las raíces culturales de la zona. Actualmente, esa pirámide es conocida como la Pirámide de El Pueblito o la Gran Pirámide de Corregidora, una de las más importantes del Bajío.
Con una base más amplia que la del Templo Mayor en la Ciudad de México, esta pirámide demuestra el grado de sofisticación arquitectónica y religiosa de las civilizaciones que ocuparon el valle queretano. Hoy en día, es un sitio de valor histórico y cultural incalculable, rodeado de leyendas y reverencia.