Sídney, Australia. — Entre abril y mayo, vastos campos del sur de Australia despiertan cubiertos por un manto blanco que muchos confunden con nieve. En realidad, se trata de millones de telarañas tejidas por pequeñas arañas que, con la llegada del otoño, emplean un comportamiento llamado ballooning para desplazarse y protegerse de las lluvias.
El fenómeno, impresionante y recurrente, coincide con el final del verano austral y es impulsado por las primeras precipitaciones de la temporada. Las arañas liberan hilos de seda al viento, los cuales forman una capa visible sobre el suelo, creando una imagen tan espectacular como inofensiva.
Este comportamiento ha sido documentado también en países como Grecia, Reino Unido o Estados Unidos, pero ningún lugar lo presenta con la escala que se ve en Australia, donde los campos pueden quedar cubiertos por completo en solo unas horas.
“Es un mecanismo de supervivencia fascinante y, a la vez, un recordatorio del papel fundamental que estos pequeños animales desempeñan en nuestros ecosistemas”, explican biólogos locales.
A pesar del desconcierto que generan las imágenes en redes sociales, expertos subrayan que ni las arañas ni sus telarañas suponen un peligro. El fenómeno, que desaparece rápidamente por acción del viento, la lluvia o el ganado, representa una expresión más del equilibrio ecológico del país.