En el corazón del desierto de Tucson, Arizona, se encuentra un lugar tan impresionante como desconocido para muchos: el mayor cementerio de aviones del mundo. Se trata del Aerospace Maintenance and Regeneration Group (AMARG), ubicado dentro de la base aérea Davis-Monthan, y es hogar de más de 4,000 aeronaves en distintos estados de conservación.
Este lugar único comenzó su historia tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno de Estados Unidos necesitaba un sitio adecuado para almacenar miles de aviones fuera de servicio. El desierto de Arizona ofrecía el entorno perfecto: un clima seco y estable, ideal para prevenir la corrosión de los metales y prolongar la vida útil de las estructuras aeronáuticas.
Entre las aeronaves que descansan en este vasto terreno, se encuentran verdaderas leyendas de la aviación militar como el B-52 Stratofortress, el F-4 Phantom y el colosal C-5M Super Galaxy, uno de los aviones de carga más grandes jamás construidos.
Pero AMARG no es solo un “cementerio”: también es un banco de piezas y un centro de mantenimiento. Muchas de las aeronaves almacenadas allí son canibalizadas para recuperar componentes que aún pueden ser utilizados en otros aviones en servicio o incluso vendidos a otros países o empresas privadas.
Este sitio, que combina historia, tecnología y estrategia militar, no solo representa el paso del tiempo en la aviación, sino también la eficiencia y sostenibilidad al reutilizar recursos de alto valor.