En El Vaticano existe un dicho popular que resume el carácter impredecible de uno de los procesos más solemnes de la Iglesia Católica: “Entras al cónclave como Papa, sales como Cardenal”. Esta frase recuerda que la elección papal no es un concurso de popularidad, sino una deliberación profunda guiada por inspiración divina y encabezada por los cardenales de la Iglesia.
Tras el fallecimiento del Papa Francisco este 21 de abril, las miradas del mundo se vuelven hacia Roma y el próximo cónclave, en el que se elegirá al nuevo líder de más de mil millones de católicos. Aunque en teoría cualquier varón católico bautizado puede ser elegido Papa, desde 1378 los pontífices han sido exclusivamente cardenales, y solo aquellos menores de 80 años pueden votar. Actualmente, la mayoría de los electores fueron designados por el propio Francisco, lo que sugiere que buscarán una figura que dé continuidad a su visión pastoral.
Pese al hermetismo que rodea al cónclave, analistas y medios ya mencionan a varios “papables”, figuras con trayectoria destacada que podrían ser consideradas para ocupar el trono de San Pedro.
Entre los nombres más citados está Pietro Parolin, actual Secretario de Estado del Vaticano, con un largo historial diplomático y clave en los acuerdos con China. También resalta el filipino Luis Antonio Tagle, figura progresista cercana al pensamiento de Francisco.
Desde África, emergen nombres como Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa, y Peter Turkson de Ghana, quien mezcla posturas moderadas con una firme defensa del medio ambiente. Europa también tiene aspirantes: el alemán Reinhard Marx, arquitecto de reformas financieras en el Vaticano, y el italiano Matteo Zuppi, activo mediador de paz en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
América Latina podría tener un sucesor con acento familiar. El mexicano Carlos Aguiar Retes, actual arzobispo primado de México, y José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, están en la lista, aunque su edad podría jugar en contra. En contraste, el canadiense Marc Ouellet, aunque con trayectoria sólida, ha enfrentado polémicas que podrían debilitar su candidatura.
Otros posibles contendientes incluyen al conservador húngaro Péter Erdö, al médico y teólogo holandés Willem Eijk, al ultraconservador estadounidense Raymond Burke, y a figuras controversiales como Malcom Ranjith de Sri Lanka o el alemán Gerhard Ludwig Müller, crítico del ala progresista.
La elección del próximo Papa es un proceso complejo, guiado por oración, estrategia e inspiración. La historia ha demostrado que, aunque algunos nombres suenan con fuerza, el Espíritu Santo puede sorprender. Tal fue el caso de Karol Wojtyla, elegido en 1978 sin estar en las listas, o Jorge Mario Bergoglio, considerado demasiado mayor en 2013.
En los próximos días, el mundo observará con atención mientras los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina, encerrados hasta que el humo blanco anuncie al nuevo líder espiritual de la Iglesia Católica. Un nombre, un rostro, una visión: el futuro Papa podría estar ya entre nosotros.