Se trata de Wattana Panich, un restaurante familiar donde el secreto del éxito está en su “estofado perpetuo”, una técnica culinaria en la que el caldo nunca se tira por completo, sino que se conserva una parte para integrarla a la preparación del día siguiente. Así, desde hace más de 50 años, el mismo caldo ha sido alimentado con nuevas carnes, hierbas y especias diariamente.
Aunque la olla se limpia todos los días, una porción del líquido original se mantiene intacta. Esta técnica, muy popular en Europa durante la Edad Media, ha sobrevivido gracias a la dedicación de la familia Kaweeantawong, que ha regentado el lugar durante tres generaciones.
La receta nunca ha sido escrita. El sabor se conserva por medio del gusto, la tradición y una meticulosa preparación que incluye carne de res cocida por siete horas, ajo, canela, pimienta, raíz de cilantro y más de 10 hierbas chinas.
El resultado es un caldo espeso, oscuro, fragante y lleno de historia. El aroma impregna las calles cercanas y atrae tanto a comensales locales como a turistas curiosos que viajan hasta Tailandia solo para probarlo.
Lo más emocionante es que la tradición parece estar asegurada: la hija del actual dueño, de tan solo 12 años, ya ha demostrado interés en continuar este legado que se cocina a fuego lento… y con mucho amor.